viernes, 31 de agosto de 2012

Paraíso blanco: Bariloche

Vista desde Cerro Campanario
Desde que llegué a Buenos Aires, hace ya más de once meses siempre he tenido metido entre ceja y ceja el viaje a la nieve por excelencia que se hace en este país: Bariloche
Desde hace años sabía que era la estación de montaña más famosa de Argentina y que algo muy tradicional es que los jóvenes que terminan el bachillerato hagan su viaje final a esta pequeña ciudad de la Patagonia.
Pues bien, lo segundo queda demostrado nada más pisar sus calles ya que legiones de jovenzuelos ataviados con la misma ropa de nieve recorren sus calles durante el día sin saber muy bien que es lo que hacen.
Puesta de sol en el lago Nahuel
El objetivo de esta escapada era claro, disfrutar un par de días de la nieve, ya que a pesar de que hay muchos más atractivos como visitas a pueblos de alrededor como El Bolsón, Villa Angostura o Cerro Tronador el escaso tiempo del que disponíamos nos obligó a elegir entre agarrar la tabla y los esquís o hacer turismo, y finalmente nos decidimos por lo segundo.

Por suerte el primer día pudimos acercarnos al cerro Campanario y contemplar una de las vistas panorámicas más bonitas del mundo según National Geographic, y la verdad es que te deja sin palabras.
En el pueblo todo es excesivamente turístico, sobre todo los precios, pero vale la pena acercarse a la orilla del lago Nahuel y contemplar la puesta de sol con las montañas nevadas de fondo, o caminar por el centro cívico donde las excursiones de institutos se hacen sus fotos oficiales con pancarta conmemorativa, ver a los pobres San Bernardos explotados durante todo el día para que la gente se haga fotos a cambio de un módico montón de pesos, o darte el gustazo en alguna de las muchas tiendas de chocolate artesanal que llenan la calle Mitre, la más grande y comercial de todo el pueblo.
Por la tarde partido de ida de la supercopa que no me dejó buen sabor de boca, cena express y a descansar  al hostel ya que a la mañana siguiente empezaba  mi personal batalla contra la montaña, la batalla del novato.
Empieza la aventura en Nubes
Con las alarmas sonando a las 6:45 a.m y aún sin estar lo suficientemente despiertos como para apreciar la belleza del paisaje me veo con mi tabla en los pies a punto de descender por una pista roja y mi cuerpo preparado para una infinidad de caídas que no empañarán lo divertido de deslizarte montaña abajo con la tensión de no encontrarte una zona de hielo en la que estrellarme.
Manteniendo el equilibrio
Antes de Bariloche solo había practicado snowboard una vez en mi vida, en una pequeña estación en Sofía, Bulgaria  pero la verdad es que me encanta y me gustaría hacerlo más a menudo si no fuera el auténtico agujero negro para el bolsillo.
Por suerte el tiempo nos acompañó con un sol radiante los dos días de nieve y disfrutamos como enanos bajando una y otra vez las muchas pistas que tiene la estación, pero si tengo que escoger alguna me quedo con la de Nubes, ya que la vista que se obtiene desde lo más alto de la montaña mientras desciendes colina abajo es una de las cosas más bonitas que he visto en mi vida, pena que muchas veces tenía que verla desde el suelo y cogiendo aire y fuerzas para continuar con mi pequeña batalla.
Es curioso como cuando te vas cayendo ves a pequeños de 7 u 8 años dando saltos con la tabla y pasando a  tu lado como si llevaran motor, familias enteras que van como en fila india disfrutando de un día de nieve, el típico profesional que te avisa con un "guardá" que va a pasar haciendo algún mágico giro o pobres diablos como yo que intentan simplemente mantener el equilibrio intentando no matar a nadie en el camino, pero que son igual de felices que el resto.
Con el tiempo conseguí bajar pistas sin apenas caerme pero hay algo que me ganó completamente la lucha, y son los caminos, nunca conseguí terminar uno con los dos pies en la tabla! Maybe next time!
Cerveza de celebración post snowboard
El último día y con una quilmes de celebración en la mano, mirando al cerro prometí volver el año que viene para volver a disfrutar de este pequeño rincón de la Patagonia, y porque no, para ganar mi batalla con esas pistas estrechas del mal.

martes, 14 de agosto de 2012

Cumpleaños porteño

Hay pocas cosas que se repiten en mi vida año tras año, y una de ellas es la celebración de mi cumpleaños con una fiesta veraniega en mi casa de Galicia donde reúno a las personas más importantes de mi vida para celebrar por todo lo alto cada primavera que voy gastando.
Este 10 de agosto fue el más extraño de mi vida por muchas cosas:
 1. No es verano, llueve, hace frío y la playa está a muchos kilómetros de distancia
Sorpresa y regalo
 2. Estoy en Buenos Aires, una de las ciudades más grandes del mundo que dista mucho de mi pequeño pueblo de 15.000 habitantes donde resido.
 3. No estoy en mi casa, que ha sido sede de las celebraciones cumpleañeras desde casi siempre y
 4. Mi familia y amigos están al otro lado del charco.
Pero para ser sincero este ha sido uno de los más especiales y sorprendentes porque la gente que me rodea por estas tierras ha conseguido que me sienta como en casa y que aunque no consigan traer el verano, ha sido un muy feliz cumpleaños.
Quien me iba a decir a mi que terminando de jugar un partido de fútbol el viernes 10 de agosto a las 00:30 de la madrugada me iban a recibir con una tarta sorpresa en forma de merengue (por mi madridismo radical)  y una flamante bicicleta para reponer la que algún desalmado me había robado hacía unas semanas. Simplemente me quedé sin palabras para agradecerlo y evidentemente será un día que nunca olvidaré.
Para seguir la tradición y ser fiel a mis costumbres celebré una fiesta - guateque en el SUM ( Sala de usos múltiples) de mi edificio en la que fuimos hippies por un día para celebrar mis 28 años.
Guateque 2012
Mi familia porteña me volvió a sorprender con un regalazo en forma de video resumen de los mejores momentos que he pasado en estos casi once meses de exilio que me sirvió para echar un poco la vista atrás y dar las gracias a todos los que han pasado por mi vida desde que aterricé en tierras argentinas, y sobre todo recordar a aquellos que ya están viviendo su aventura en otras partes del mundo pero sin ninguna duda me hubiese gustado tenerlos cerca en ese momento. Simplemente gracias a todos!
Último cumpeaños celebrado en Tui
No me puedo olvidar de los que se quedaron sin fiesta veraniega este año, es decir, mi gente gallega, a la que desde este blog prometo compensar cuando me deje caer unos días en el mes de diciembre. Aunque también estoy seguro que los vecinos del barrio de San Bartolomé y mis padres han disfrutado de este año sabático de festejos.
Besos y abrazos

jueves, 2 de agosto de 2012

El taxista, ese hombre!

Una fría noche de invierno en Buenos Aires, perdidos en el Barrio de Palermo a altas horas de la madrugada, tras salir de un boliche, un taxi se convierte en tu salvavidas y en tu mejor amigo para dejarte sano y salvo en casa sin preocuparte de buscar una parada del colectivo que pase por tu casa o esperar durante media hora bajo un frío de justicia.
El fin de semana pasado pasó ocurrió una anécdota que os paso a contar:
Llegando a Azcuenaga y Av Las Heras le comento al taxista que voy a pagar una carrera de 30 pesos (unos 5€) con un billete de 100 pesos (unos 20€) ante lo cual el taxista ofendido me comenta que ya le han pagado con 100 pesos dos personas y que no tiene cambio. Su solución es dejarme en un cajero ( los cajeros suelen dar billetes de 100 pesos) ante lo cual me niego porque la carrera sería más larga indicándole que no es asunto mío que no disponga de cambio y mucho menos que dos personas hayan pagado antes que yo.
El taxista me dice que estoy obligado que hay un cartel en el coche que anuncia " Colabore con el cambio", a mi me estaba dando la risa y le digo que colabore no significa que tenga que abonar con cambio.
La ira del taxista va aumentando ante mi negativa a buscar soluciones con lo que amenaza con llamar a la policía a lo que le contesto que la llame y hablemos con ella.
Acto seguido en plena esquina de Azcuenaga y Av. Las Heras el "amable" conductor porteño para una patrulla de policía indicándoles que el cliente se niega a pagar la carrera, mi reacción fue bajar la ventanilla y comentarle a los agentes con mi billete de 100 pesos en la mano que no era mi problema el no tener cambio y que yo tenía dinero para pagar mi deuda.
Reacción de la policía: " Señor taxista, con todo el respeto, esta no es una situación para parar a la policía y no es problema nuestro y mucho menos del cliente que usted no disponga de cambio", el policía para a otro taxi para pedirle cambio y dejar a nuestro querido chofer contento y disculparse ante nosotros por el comportamiento del individuo.
Así son las cosas y así se las hemos contado. Gran país!