Los andes desde el avión |
Después de pasar la noche en el estadio de River, el día del gran temporal que desoló Buenos Aires, nos levantamos bien temprano para cruzar los andes en un pequeño avión de Austral, que con muchas turbulencias, nos dejaba en Santiago de Chile a primera hora de la mañana.
La primera gran noticia es el Hostel Rado, un pequeño hostel completamente nuevo, y que parecía destinado para nosotros, ya que estaba exquisitamente decorado con murales de los más grandes grupos de rock de la historia pintados por los propios dueños, pero como no podía ser todo perfecto nos tocó la habitación Madonna, pero la atención y las instalaciones hacen de él el mejor en el que haya estado nunca.
Muai de Isla de Pascua en Viña del Mar |
Mural de Pink Floyd en el hostel |
Para finalizar el día que mejor que compartir unas copas de ron con amigos y con la gente que te encuentras en el camino para compartir las vivencias del día.
Vista desde el Cerro San Cristobal |
En Valparaiso no tuvimos tiempo de disfrutar de la ciudad a nuestro aire, y solo pudimos apreciar desde el autobús la belleza de los cerros poblados por mil casas de colores y desembocando en el inmenso océano Pacífico que contemplaba por primera vez en la vida.
Sin tener tiempo de poner un pie en la ciudad nos trasladan a Viña del Mar, que no tiene el encanto de Valparaiso pero tiene mucho atractivo sobre todo porque es la zona de las playas y como curiosidad se puede visitar un Muai de la isla de Pascua traído hace unos años a petición de un presidente del país.
Pero sin duda el momento que estábamos esperando, dos valientes nos atrevimos a probar las gélidas aguas del pacífico (12 grados) cuando el sol ya se ponía , pero ahí queda eso, primer baño en el Pacífico de nuestras vidas. Inolvidable.
Primer baño en el Pacífico |
El último día quisimos tener una última foto de la ciudad y nos subimos al Cerro San Cristobal en un funicular que utilizó el mismísimo Papa Juan Pablo II y contemplamos la ciudad por última vez.
Hasta pronto Chile, volveré antes de lo que crees.
Eu aínda teño pendente o meu primeiro baño no Pacífico, pero espero ter a oportunidade de achegarme por alí canto antes...
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